19.3.12

_patrocinando el Sol.

En ocasiones, el mundo del marketing y la publicidad mete la pata. Hiere sensibilidades, o sencíllamente cruza fronteras que están vetadas. Un ejemplo de tropiezo considerable fue la reciente campaña / spot de Loewe del que no voy a hablar más porque ya se ha dicho todo lo que se puede decir de tal estupidez corporativa y publicitaria.

Otras ocasiones, ciertas innovaciones y campañas, aún siendo arriesgadas, llaman la atención del público, que reconozce su originalidad y por ello perdona que invada el entorno urbano o toque temas sensibles. Ejemplo de estos son muchas campañas de conciencia social o casi todas las invasiones urbanas que se llevan a cabo en la plaza de Callao (Madrid), reconvertida en una plaza dedicada casi exclusívamente al patrocinio de productos.

Y a veces existen estrategias que, si bien pueden no gustar, tampoco resultan demasiado hirientes. O, sencíllamente, no nos molestan lo suficiente como para que merezca la pena quejarse. Nos dejan a medio camino entre el "me gusta" y el "buf", y una parte de nosotros no lo ve con buenos ojos, pero otra parte piensa "oye, tampoco es mala idea". Un ejemplo de esto es el reciente patrocinio de la estación de metro de Sol por parte de Samsung. Dicha empresa ha sacado su artillería pesada y, ante la fragilidad económica que invade las infraestructuras públicas en estos días, ha decidido ofrecer su dinero a cambio de una idea curiosa: reconvertir, durante un mes, la estación del metro en una estación promocional y rebautizada. La estación, denominada durante todo este mes "Sol Galaxy Note", será una especie de escaparate publicitario de dicha empresa, sirviendo para afianzar el nombre del producto "galaxy note" en las mentes de todos aquellos que pasen por el centro. Incluso se utilizará la tipografía corporativa de Samsung, aunque se respetará la del metro en la palabra 'Sol', combinándose así las dos.



Esta técnica de patrocinio publicitario se denomina "naming rights", y es bastante habitual en sectores como el deporte o el ocio nocturno (cuando ya nos habiamos acostumbrado a la "Sala Heineken", van y la rebautizan como "Sala Marco Aldani"); ahora bien, en el área del transporte es menos habitual - por razones históricas y culturales -, pero aún así en otros países, como EEUU, sí se ha llevado a cabo con anterioridad: Nueva York la utilizó en el 2009, por ejemplo.
En nuestro país es la primera vez que se lleva a cabo dentro del sector del transporte público (si, amigos del centro: la estación de Sol es pionera en alquilar su nombre), y si bien la idea ya se propuso hace algunos años y fue rechazada, parece ser que la situación económica ha servido para que tengamos menos miramientos con la modificación de nombres históricos. Incluso se empiezan a plantear ampliar la estrategia a otras estaciones de metro, tanto de la capital como de otras ciudades de la geografía.



Por supuesto, el tema llamó la atención de los usuarios de Twitter durante varios días (¿y qué no le llama la atención a esta gente? Los TT empiezan a ser como los famosos del corazón: un día llegan haciendo el tonto, triunfan durante una semana, y desaparecen a vivir de las rentas), creándose el hashtag #estacionespatrocinadas. Asímismo, como aclaración baste decir que el nombre ha mutado visualmente en carteles y tablones, e incluso en vagones y el suelo, pero han evitado la tentación de convertir las megafonías en cuñas publicitarias, por lo que no oiremos el nombre, solo lo leeremos. Pero tiempo al tiempo...

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